Conocí
Oxapampa dos años atrás, en un viaje de vacaciones con mi gran amiga
Francesca. Lo que más me atrajo de esta ciudad, además de la belleza y
traquilidad de sus entornos fue la calidez de sus gentes. En un solo toque quedé prendada de este lugar dentro de la Selva Central del Perú.
Huaraz fue sin embargo el punto donde recalé por un año. Esa ciudad, de alguna manera,
también me cautivo hasta el punto de decidirme por ella para poner en marcha mi propio restaurante.
Fue en el pequeño pueblo de Monterrey que con sus piscinas termales y a escasos kilómetros de
Huaraz, me pareció el lugar ideal para el comienzo de mi nueva singladura.
Así y todo y, aún manteniendo abierto mi pequeño negocio, siendo conocido y visitado por innumerables clientes y amigos, en
ningún momento perdí el contacto con aquellos que tan bien me
acojieron en
Oxapampa.
Un año después, entre viajes a Ecuador, Chile e Italia, la idea de volver a
Oxapampa seguía arraigada en mi interior. Un poco de maduración y, DICHO Y HECHO!!
El viaje de visita a
Oxa lo realicé en los primeros días de septiembre de 2008; necesitaba
reencontrarme con su clima, sus calles y sobre todo con mis amigos.
Fueron ellos los que con sus comentarios, sus palabras de ánimo y su apoyo, le dieron el último
empujoncito a mis dudas, para terminar de convencerme de un cambio que no dejaba de dar vueltas en mi cabeza.
Un viaje más a
Oxa a finales de ese mismo mes y la decisión, estaba tomada!!!
Poco menos de un mes
transcurrió y mi local "
Spaghetteria Italiana
Mirella" estaba funcionando en esta ciudad; desde ese entonces con un
éxito sorprendente y para mi propio regocijo y deleite de
oxapampinos y
foráneos.
Así es que a todo aquél que visite esta ciudad, le animo a degustar de uno de mis platos de pasta, para llevarse en el paladar el recuerdo del auténtico sabor italiano.